domingo, 15 de marzo de 2020

COVID-19 Y CRISTIANOS DEL SIGLO 21


¿Qué es el coronavirus?


Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos.  En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).  El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.[1] .  El brote viral por coronavirus (COVID-19) que fue notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019.[2]

¿Cuáles son los síntomas del COVID-19?


Esas infecciones suelen cursar con fiebre y síntomas respiratorios (tos y disnea o dificultad para respirar).  En los casos más graves, pueden causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e incluso, la muerte.[3]

¿Qué se recomienda para no propagar la infección?


Las recomendaciones habituales para no propagar la infección son la buena higiene de manos y respiratoria (cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar), así como la cocción completa de la carne y huevos.  De igual forma, se debe evitar el contacto cercano con cualquier persona que presente signos de afección respiratoria, como tos o estornudos.[4]

¿Qué no es el Coronavirus? 


No es un demonio.  

Desde el punto de vista de la cosmovisión animista que atribuye a cada aspecto de la vida material y física un espíritu o alma que le da poder, algunos cristianos de corte Neo pentecostal pueden definir a este virus como un espíritu o demonio.

El Misionero y Teólogo Pentecostal Jaime Mazurek refiriéndose al Animismo dice lo siguiente:

La cosmovisión animista, donde una persona se obsesiona con objetos de poder, palabras de poder y cree que la vida consiste en usar poderes sobrenaturales para manejar la realidad que está viviendo y para manipular las cosas a su favor, o sea, no es el poder de Dios, sino el poder de uno que lo está haciendo y ese es un problema¨[5] (Torres 2020).

El animismo es característico del pensamiento primitivo y desde el punto de vista teológico no se puede argumentar que el COVID-19 sea un demonio, no hay asidero Bíblico para tal argumentación. 
Tenemos que reconocer que hay evidencias bíblicas que sugieren que algunas enfermedades son de origen demoníaco, como resultado de la posesión demoniaca en personas, las que pueden manifestar padecimientos físicos, véase Lucas 13: 11-17, Mateo 9:32-34.   Sin embargo esto no es fundamento para decir que todas las enfermedades, entre éstas  el COVID-19 sean de origen diabólico.

Al respecto en la teología sistemática del Teólogo Pentecostal Stanley Horton se dice: “Está claro que el concepto de que todas las enfermedades son causadas por demonios no es la posición de Jesús que presentan los evangelios, ni es la posición de Pablo en las epístolas”[6] (Horton 1996).
 No es castigo de Dios, es consecuencia de naturaleza caída.

Al abordar la identificación del COVID-19, como castigo de Dios, debemos tomar en cuenta la Teología Bíblica, el Dr. Gregory A. Boyd[7], nos explica:
La única vez que la Biblia hace una conexión explicita entre el castigo divino y el sufrimiento en general es para negar que se pueda hacer tal conexión. El punto central del libro de Job es que el misterio de la maldad es el misterio de una creación desolada. (Boyd 2003)

En palabras de Torre Queiruga: “Todo lo negativo tiene que venir de la deficiencia o de la rebeldía creatural” (Torres Queiruga 2012).  En el libro de Job, algunos entienden ciertos pasajes como si fuesen proféticos y futurista, sin embargo, la exégesis bíblica nos condiciona para comprender el texto desde su genero literario a saber: el genero de la poesía épica[8].

Un caso particular es el pasaje de Job 38:22-23, en cuyo contexto Dios cuestiona a Job acerca de los secretos de la creación, resaltando así su ignorancia humana frente a la sabiduría divina, es decir, Dios sabe lo que hace con su creación.

“¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo, que tengo reservados para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?” RV60.

En contraste tenemos la interpretación de algunos escatólogos que si tienen respuesta al cuestionamiento de Dios a Job, interpretan que el pasaje vaticina una guerra para la cual Dios tiene armas escondidas en el granizo (Glaciares) similares a la pandemia del COVID-19, tal interpretación no toma en cuenta la metodología de la hermenéutica bíblica y por lo tanto, se constituye en una falacia exegética.

El Dr. Pablo Hoff, comenta: “¿Qué sabe Job referente a los depósitos de la nieve y granizo que emplea Dios para llevar a cabo sus propósitos en la tierra o la producción de lluvia y hielo?” (Hoff 1998).

Existe un precedente bíblico, en el cual Dios utiliza el granizo contra de los que se oponen a su voluntad y deciden rebelarse de forma consciente en su contra, tal es el caso de Egipto (Éxodo 29:4), los canaanitas (Josué 10:11), Israel mismo (Isaías 28:2), en la batalla de Gog y Mag-Gog (Ezequiel 38:22), Apocalipsis 16:20-21).  En todos casos no se refiere al descongelamiento de las grandes masas de hielo en polos, de los cuales deberíamos esperar surgimiento de virus y pandemia, sino del uso que hace Dios en la naturaleza para cumplir su propósito.
Antes de manipular textos para encontrar al COVID-19 en la Biblia, debemos entenderlo como una consecuencia de la interacción del ser humano con la naturaleza, por el uso y el abuso de los recursos naturales, ante lo cual, nuestra responsabilidad radica en obedecer el mandato bíblico de administrar la tierra con sabiduría, aprender la lección del peligro latente ante los fenómenos naturales y virus y gérmenes presentes en el medio ambiente que nos rodea.


No es el fin del mundo.  

Desde el punto de vista escatológico alguien podría argumentar que estamos frente al fin del mundo por causa del COVID-19, que es una señal clara de que la venida del Señor está a la puerta haciendo una lectura del evangelio de Mateo 24:7 ¨¨ Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares ¨.  Evidentemente este pasaje del discurso del Señor Jesucristo, puede aplicarse a cualquier epidemia, pandemia o peste que afronte la humanidad en cualquier momento de su historia; de hecho los humanos hemos registrado 37 pandemias o pestes desde el año 430 a.C. con la plaga de Atenas hasta el 2014 con el virus del Zika.

En el capítulo 24 del evangelio de Mateo, Jesús está profetizando la destrucción de Jerusalén la que realmente sucedió en el año 70 después de Cristo, los cumplimientos históricos cercanos son un claro vaticinio del cumplimento futuro de la Biblia; sin embargo en este mismo contexto el Señor invita a sus discípulos a estar preparados por que realmente el día y la hora nadie lo sabe (Mateo 24:36), lo que indica que su venida es inminente y repentina, es decir, puede ocurrir en cualquier momento.

Comentando Mateo 24:4-8 el profesor Michel J. Wilkins dice ¨Todos estos acontecimientos no son más que características generales de este presente siglo de ¨dolores de parto¨; Jesús explica, a grandes rasgos y de forma explícita, una serie de condiciones que no deben entenderse como indicadores del fin de los tiempos¨[9] (Wilkins 2016).

Realmente cada uno de estos elementos del discurso del Señor nos recuerda que su venida está cercana pero nadie sabrá cuando es el día final.


¿De dónde vienen las enfermedades?


Lo que si podemos asegurar con toda certeza bíblica y teológica, es que las enfermedades que aquejan a la humanidad son consecuencias de la naturaleza caída y pecaminosa del hombre y de la creación.  Dios creo la naturaleza, la tierra y al hombre en estado de perfección esto es atestiguado por las escrituras, en Génesis 1:31 declara ¨ Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.  Y fue la tarde y la mañana el día sexto¨.  El pecado y rebeldía del hombre rompe el vínculo de armonía entre humanos y naturaleza y como consecuencia desagradable del pecado se produce la muerte ¨Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro¨. Romanos 6:23.

¿Cuál debe ser la actitud de los cristianos ante esta pandemia?


1.       Llamado a la prudencia

Los cristianos tenemos la responsabilidad de prevenir y contribuir en evitar las condiciones de propagación de la pandemia del COVID-19, observando el consejo de la Palabra de Dios “El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias” (Pr: 22:23).

2.       Cuidado por el prójimo

El COVID-19, es un virus que afecta mortalmente a personas de la tercera edad y con problemas de salud que condicionan el deterioro del sistema inmunológico; el creyente debe evitar el contagio y contagiar a otros y así cumplir el mandato de Dios en Levítico 19:18 y ratificado por Jesús en Mateo 22:39 “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Todos tenemos un familiar, un hermano, un prójimo, a quienes debemos cuidar ante esta pandemia.

3.       Promover la calma y la esperanza

El cristiano debe promover la esperanza, evitar la histeria y la desinformación, procurar la calma en medio del sufrimiento, Romanos 12:12 “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”.

4.       Acatar las orientaciones y recomendaciones de las autoridades pertinentes:

Los cristianos debemos acatar las recomendaciones pertinentes, así como facilitar el cumplimento de las mismas en el quehacer cotidiano, escuchando las orientaciones de las personas o instituciones autorizadas, no se deben tomar decisiones con base a las noticias falsas, Pr. 14:15 “El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va”.



Referencias

Boyd, Gregory A. ¿Podemos culpar a Dios? más allá de una respuesta "cliché" al problema del sufrimiento. Miami, Florida: Vida, 2003.
Hoff, Pablo. Libros poéticos. Miami, Florida: Vida, 1998.
Horton, Stanley M. Teología Sistemática . Springfield. MI: Vida , 1996.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019. 15 de 03 de 2020. https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses. 15 de 03 de 2020.
https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus. 15 de 03 de 2020.
https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus. 15 de 03 de 2020.
Torres Queiruga, Andrés. Repensar el mal: de la ponerología a la teodicea. Madrid, España: Trota, 2012.
Torres, Hermógenes Carril. http://www.otromenguante.cl/algokleer/noticias/n-mazurek-01.htm. 15 de 03 de 2020.
Wilkins, Michae l J. Mateo . Nashville, Tennessee: Vida , 2016.



[1] (https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses 2020)
[2] (https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019 2020)
[3] (https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus 2020)
[4] (https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus 2020)

[5] Torres, Hermógenes Carril. http://www.otromenguante.cl/algokleer/noticias/n-mazurek-01.htm. 15 de 03 de 2020.
[6] Horton, Stanley M. Teología Sistemática . Springfield. MI: Vida , 1996.
[7] Autor de libros “Dios en pie de Guerra”, “Satanás, y el problema del mal”
[8] La poesía épica es una narrativa pedagógica, por medio de la cual el autor trama una historia con el fin de trasmitir un mensaje a través de su historia. 
[9] Wilkins, Michae l J. Mateo . Nashville, Tennessee: Vida , 2016



No hay comentarios:

Publicar un comentario

CONSUMADO ES

Juan 19:30 ὅτε οὖν ἔλαβεν τὸ ὄξος [ὁ] Ἰησοῦς εἶπεν, Τετέλεσται, καὶ κλίνας τὴν κεφαλὴν παρέδωκεν τὸ πνεῦμα. (Jn. 19:30 UBS4) Entonces...