¿Qué es el coronavirus?
Los coronavirus son una extensa familia
de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus
causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta
enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y
el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más
recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.[1] . El brote viral por coronavirus (COVID-19) que
fue notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019.[2]
¿Cuáles son los síntomas del COVID-19?
Esas infecciones suelen cursar con
fiebre y síntomas respiratorios (tos y disnea o dificultad para respirar). En los casos más graves, pueden causar
neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e incluso, la
muerte.[3]
¿Qué se recomienda para no propagar la infección?
Las recomendaciones habituales para no
propagar la infección son la buena higiene de manos y respiratoria (cubrirse la
boca y la nariz al toser y estornudar), así como la cocción completa de la
carne y huevos. De igual forma, se debe
evitar el contacto cercano con cualquier persona que presente signos de
afección respiratoria, como tos o estornudos.[4]
¿Qué no es el Coronavirus?
No es un demonio.
Desde
el punto de vista de la cosmovisión animista que atribuye a cada aspecto de la
vida material y física un espíritu o alma que le da poder, algunos cristianos
de corte Neo pentecostal pueden definir a este virus como un espíritu o
demonio.
El Misionero y Teólogo Pentecostal Jaime
Mazurek refiriéndose al Animismo dice lo siguiente:
La cosmovisión animista, donde una persona se obsesiona con
objetos de poder, palabras de poder y cree que la vida consiste en usar poderes
sobrenaturales para manejar la realidad que está viviendo y para manipular las
cosas a su favor, o sea, no es el poder de Dios, sino el poder de uno que lo
está haciendo y ese es un problema¨[5] (Torres 2020).
El animismo es característico del
pensamiento primitivo y desde el punto de vista teológico no se puede
argumentar que el COVID-19 sea un demonio, no hay asidero Bíblico para tal
argumentación.
Tenemos que reconocer que hay evidencias
bíblicas que sugieren que algunas enfermedades son de origen demoníaco, como
resultado de la posesión demoniaca en personas, las que pueden manifestar
padecimientos físicos, véase Lucas 13: 11-17, Mateo 9:32-34. Sin
embargo esto no es fundamento para decir que todas las enfermedades, entre
éstas el COVID-19 sean de origen diabólico.
Al respecto en la teología sistemática
del Teólogo Pentecostal Stanley Horton se dice: “Está claro que el concepto de
que todas las enfermedades son causadas por demonios no es la posición de Jesús
que presentan los evangelios, ni es la posición de Pablo en las epístolas”[6] (Horton 1996).
Al abordar la identificación del
COVID-19, como castigo de Dios, debemos tomar en cuenta la Teología Bíblica, el
Dr. Gregory A. Boyd[7],
nos explica:
La única vez que la Biblia hace una
conexión explicita entre el castigo divino y el sufrimiento en general es para
negar que se pueda hacer tal conexión. El punto central del libro de Job es que
el misterio de la maldad es el misterio de una creación desolada. (Boyd 2003)
En palabras de Torre Queiruga: “Todo lo
negativo tiene que venir de la deficiencia o de la rebeldía creatural” (Torres Queiruga 2012). En el libro de Job, algunos entienden ciertos
pasajes como si fuesen proféticos y futurista, sin embargo, la exégesis bíblica
nos condiciona para comprender el texto desde su genero literario a saber: el
genero de la poesía épica[8].
Un caso particular es el pasaje de Job
38:22-23, en cuyo contexto Dios cuestiona a Job acerca de los secretos de la
creación, resaltando así su ignorancia humana frente a la sabiduría divina, es
decir, Dios sabe lo que hace con su creación.
“¿Has entrado tú en los tesoros de la
nieve, o has visto los tesoros del granizo, que tengo reservados para el tiempo
de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?” RV60.
En contraste tenemos la interpretación
de algunos escatólogos que si tienen respuesta al cuestionamiento de Dios a
Job, interpretan que el pasaje vaticina una guerra para la cual Dios tiene
armas escondidas en el granizo (Glaciares) similares a la pandemia del COVID-19,
tal interpretación no toma en cuenta la metodología de la hermenéutica bíblica y
por lo tanto, se constituye en una falacia exegética.
El Dr. Pablo Hoff, comenta: “¿Qué sabe
Job referente a los depósitos de la nieve y granizo que emplea Dios para llevar
a cabo sus propósitos en la tierra o la producción de lluvia y hielo?” (Hoff 1998) .
Existe un precedente bíblico, en el cual
Dios utiliza el granizo contra de los que se oponen a su voluntad y deciden
rebelarse de forma consciente en su contra, tal es el caso de Egipto (Éxodo
29:4), los canaanitas (Josué 10:11), Israel mismo (Isaías 28:2), en la batalla
de Gog y Mag-Gog (Ezequiel 38:22), Apocalipsis 16:20-21). En todos casos no se refiere al
descongelamiento de las grandes masas de hielo en polos, de los cuales
deberíamos esperar surgimiento de virus y pandemia, sino del uso que hace Dios en
la naturaleza para cumplir su propósito.
Antes de manipular textos para encontrar
al COVID-19 en la Biblia, debemos entenderlo como una consecuencia de la interacción
del ser humano con la naturaleza, por el uso y el abuso de los recursos naturales,
ante lo cual, nuestra responsabilidad radica en obedecer el mandato bíblico de
administrar la tierra con sabiduría, aprender la lección del peligro latente
ante los fenómenos naturales y virus y gérmenes presentes en el medio ambiente
que nos rodea.
No es el fin del mundo.
Desde el punto de vista escatológico alguien podría argumentar que
estamos frente al fin del mundo por causa del COVID-19, que es una señal clara
de que la venida del Señor está a la puerta haciendo una lectura del evangelio
de Mateo 24:7 ¨¨ Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares ¨. Evidentemente este pasaje del discurso del Señor
Jesucristo, puede aplicarse a cualquier epidemia, pandemia o peste que afronte
la humanidad en cualquier momento de su historia; de hecho los humanos hemos
registrado 37 pandemias o pestes desde el año 430 a.C. con la plaga de Atenas
hasta el 2014 con el virus del Zika.
En el capítulo 24 del evangelio de Mateo,
Jesús está profetizando la destrucción de Jerusalén la que realmente sucedió en
el año 70 después de Cristo, los cumplimientos históricos cercanos son un claro
vaticinio del cumplimento futuro de la Biblia; sin embargo en este mismo
contexto el Señor invita a sus discípulos a estar preparados por que realmente
el día y la hora nadie lo sabe (Mateo 24:36), lo que indica que su venida es
inminente y repentina, es decir, puede ocurrir en cualquier momento.
Comentando
Mateo 24:4-8 el profesor Michel J. Wilkins dice ¨Todos estos acontecimientos no
son más que características generales de este presente siglo de ¨dolores de
parto¨; Jesús explica, a grandes rasgos y de forma explícita, una serie de
condiciones que no deben entenderse como indicadores del fin de los tiempos¨[9] (Wilkins 2016) .
Realmente
cada uno de estos elementos del discurso del Señor nos recuerda que su venida
está cercana pero nadie sabrá cuando es el día final.
¿De dónde vienen las enfermedades?
Lo que si podemos asegurar con toda
certeza bíblica y teológica, es que las enfermedades que aquejan a la humanidad
son consecuencias de la naturaleza caída y pecaminosa del hombre y de la
creación. Dios creo la naturaleza, la
tierra y al hombre en estado de perfección esto es atestiguado por las
escrituras, en Génesis 1:31 declara ¨ Y vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera. Y fue
la tarde y la mañana el día sexto¨. El
pecado y rebeldía del hombre rompe el vínculo de armonía entre humanos y
naturaleza y como consecuencia desagradable del pecado se produce la muerte ¨Porque la paga del pecado es muerte, más la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro¨. Romanos 6:23.
¿Cuál
debe ser la actitud de los cristianos ante esta pandemia?
1. Llamado a la prudencia
Los
cristianos tenemos la responsabilidad de prevenir y contribuir en evitar las
condiciones de propagación de la pandemia del COVID-19, observando el consejo
de la Palabra de Dios “El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue
adelante y sufre las consecuencias” (Pr: 22:23).
2. Cuidado por el prójimo
El
COVID-19, es un virus que afecta mortalmente a personas de la tercera edad y
con problemas de salud que condicionan el deterioro del sistema inmunológico;
el creyente debe evitar el contagio y contagiar a otros y así cumplir el
mandato de Dios en Levítico 19:18 y ratificado por Jesús en Mateo 22:39 “Ama a
tu prójimo como a ti mismo”. Todos tenemos un familiar, un hermano, un prójimo,
a quienes debemos cuidar ante esta pandemia.
3. Promover la calma y la esperanza
El
cristiano debe promover la esperanza, evitar la histeria y la desinformación,
procurar la calma en medio del sufrimiento, Romanos 12:12 “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento,
perseveren en la oración”.
4. Acatar las orientaciones y
recomendaciones de las autoridades pertinentes:
Los cristianos debemos acatar las recomendaciones pertinentes,
así como facilitar el cumplimento de las mismas en el quehacer cotidiano,
escuchando las orientaciones de las personas o instituciones autorizadas, no se
deben tomar decisiones con base a las noticias falsas, Pr. 14:15 “El ingenuo cree todo lo que le dicen; el
prudente se fija por dónde va”.
Referencias
Boyd, Gregory A. ¿Podemos culpar a Dios? más allá de
una respuesta "cliché" al problema del sufrimiento. Miami,
Florida: Vida, 2003.
Hoff, Pablo. Libros
poéticos. Miami, Florida: Vida, 1998.
Horton, Stanley M. Teología
Sistemática . Springfield. MI: Vida , 1996.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019. 15 de 03 de 2020.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses. 15 de 03 de 2020.
https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus.
15 de 03 de 2020.
https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus. 15 de 03 de 2020.
Torres Queiruga,
Andrés. Repensar el mal: de la ponerología a la teodicea. Madrid,
España: Trota, 2012.
Torres, Hermógenes
Carril. http://www.otromenguante.cl/algokleer/noticias/n-mazurek-01.htm.
15 de 03 de 2020.
Wilkins, Michae l J. Mateo
. Nashville, Tennessee: Vida , 2016.
[1] (https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses
2020)
[3] (https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus
2020)
[4] (https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus 2020)
[5] Torres, Hermógenes Carril. http://www.otromenguante.cl/algokleer/noticias/n-mazurek-01.htm.
15 de 03 de 2020.
[7] Autor de libros “Dios en pie de
Guerra”, “Satanás, y el problema del mal”
[8] La poesía épica es una narrativa
pedagógica, por medio de la cual el autor trama una historia con el fin de
trasmitir un mensaje a través de su historia.
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