viernes, 27 de diciembre de 2019

Discípulos al servicio de la Justicia

El servicio en el Reino de Dios es, un servicio de redención y liberación tanto del hombre como la mujer. Los discípulos siguen a Jesús haciendo lo que él hace: anuncian el mensaje del Reino de Dios, y esto lo hacen con actitud y, aptitud que refleja tanto la orto-praxis como la ortodoxia del Reino de Dios, tal como la proclamó y enseñó Jesús.



Es imposible trazar frontera entre la experiencia personal del creyente y la vida social. La razón es que ambos aspectos se desarrollan en el mismo espacio y tiempo, es por ello que Jesús declaró: “buscad primeramente el Reino de Dios y el hacer lo que es justo delante de Dios”. Ciertamente, el creyente al buscar el Reino de Dios, asume un compromiso moral con la justicia, justicia según la perspectiva de Dios.


En los evangelios se nos narra tanto las enseñanzas de Jesús sobre la justicia como la representación en la práctica cada vez que enfrentaba una situación cotidiana, el Maestro estaba al servicio de la justicia. Como “todo maestro de la ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos”. Jesús al enseñar y practicar la justicia lo hacía de acuerdo a las enseñanzas del Antiguo Testamento, con la novedad, de que en la historia de la Salvación es el primero que la vive a Plenitud.


Cuando reflexionamos sobre este tema, desde las Escrituras, descubrimos y también re-descubrimos la abundante y profunda dinámica con que se aborda el tema de la justicia como un llamado a seguir del Dios justo a su pueblo. Estar al servicio de la justicia consiste en una actuación desde lo pasivo, activo y lo reactivo. Contemplemos estos tres campos al Servicio de la Justicia:


En primer lugar: Discípulos al servicio de la justicia desde lo pasivo.


El profeta Zacarías nos anuncia: Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros.” El profeta señala lo que no debemos hacer, por lo que simplemente es no actuar de acuerdo a la lista que nos limita nuestro comportamiento ante los demás, por supuesto, el pasaje se dirige a individuos que no se etiquetan como “Viudas, huérfanos, extranjeros y pobres”. El mensaje traslada la justicia, el amor y la compasión, al campo de la dignidad humana, nos protege de abusar y oprimir aprovechándonos del otro que se encuentra indefenso, precario y sin derechos. Esto también se reflexiona desde la escuela de los sabios de Israel en esta sentencia: “No abuses del pobre por ser pobre ni oprimas ante los jueces al indefenso”.


En segundo lugar: Discípulos al servicio de la justicia desde lo activo


Desde la Escuela Isaiana, “¡Aprended a hacer el bien, esforzaos en hacer lo que es justo, ayudad al oprimido, haced justicia al huérfano, defended los derechos de la viuda!”. Encontramos en este pasaje tanto la perspectiva positiva y activa del sentido de la justicia, en conjunto de acciones que evidentemente dignifican y compromete al Discípulo: “Aprender, Esforzarse, Ayudar, Hacer justicia, Defender”. Estar al servicio de la justicia significa tener una vida activa, en favor de la dignidad, más allá de su raza, su cultura, su religión, lengua, creencias, sangre, estética… El Discípulo al servicio de la justicia es un muro protector para el oprimido, al indefenso, al pobre.



En tercer lugar, Discípulos al servicio de la justicia desde lo re-activo


Las Escrituras del Antiguo Testamento demandan un actuar reactivo, desde la escuela de los sabios “Defended con justicia al huérfano y al débil; al pobre y al oprimido háganles justicia. Salven al pobre y al necesitado; Rescaten de la mano de los impíos”. El tema de actuar frente a: la injusticia, marginación, abuso, robo, saqueo, codicia, agresión, en contra de: los débiles, indefensos, oprimidos y los pobres; por parte de: aquellos que deberían impartir justicia, los poderosos, los jueces, los intendentes y magistrados; es un tema tratado constantemente en todas las escrituras del Antiguo Testamento, tanto por la escuela de los profetas como la escuela de los sabios. El profeta Jeremías proclama “Hagan justicia cada mañana, y libren al explotado del poder del opresor”.


En todos los casos es una acción reactiva para defender, proteger, liberar a las víctimas de manos de los malvados, impíos y opresores. Evidencia de ello es que muchos alabanzas en los salmos exaltar a Dios como el Señor que libera, protege y defiende la causa de los explotados, “¿Quién como tú, Señor? A los pobres y necesitados los libras de quienes son más fuertes que ellos, de quienes los explotan.” Cuando al final del primer punto de este artículo, citaba al proverbista, con la sentencia que nos llama a no abusar del pobre por ser pobre ni oprimirlo ante los jueces por ser indefenso, también nos da una razón, y valga que es una razón contundente, “el Señor defenderá su causa, y despojara quienes los despojen”.



Lo más probable, es que al igual que en las historias de la Biblia, los abusadores, explotadores, ladrones y malvados, son aquellos "representantes" de Dios, que cuando el señor interviene los haya con la masa en las manos. “El Señor llamará a juicio, y dirá a los ancianos y a los jefes del pueblo: “Vosotros habéis estado destruyendo mi viña; habéis robado a los pobres, y lo que robáis lo guardáis en vuestras casas”. Por ello, las palabras proféticas de Jeremías con pertinencia nos dice “Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar”. Ante la Palabra de Dios, ofrezcamos una respuesta, al menos, no respondamos con silencio, no agredas a aquel que es incapaz de responder, por el contrario, defendamos, permitiendo que la justicia sea el derecho toral de todos los indefensos. Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia. Seamos discípulos al servicio de la justicia.


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